martes, abril 24

Depresión

Salir a la calle y temer no comprender el idioma que hablan los otros. O el sistema para poner la tarjeta en la entrada del subte.
Temer parecer idiota.
Sola en un restaurante, esperando a alguien, temer que se acerque una persona extraña a mi mesa y se siente sin dar explicaciones. Aterrorizarme de pensarlo. Incluso imaginar los rostros de las posibles personas que se sentarían en mi mesa. Mirar cada dos segundos hacia la puerta, esperando ver a la persona. La equivocada, no la que espero.
(todo esto aparece en un papelito en mi cartera, la semana pasada tomé un subte y esperé a una persona en un restaurante, lo escribí mientras esperaba; al volver, en el subte, tuve ganas de llorar pero al salir Ariel vino a buscarme a la esquina de Cabildo y Congreso, en Auto, y me sentí mejor; el mismo día, a la salida del subte de ida, un chico me dijo "qué bonita" y pensé que la tristeza debajo de mis lentes a veces me queda bien)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

depresion: comer arroz en la casa de tu hermano y su mujer, y pensar que en ese momento que es la mejor comida del mundo.
depresion: hablar durante 3 horas de los avatares que comenzo este año, de la falta de ganas, de la falta de amor....(en mi caso) y pensar que el sillon esta calentito y manuela es una diva y con eso esta todo bien.
depresion: no es tan mala despues de todo. la cara de la moneda que hace que despues se pueda girar del otro lado. i love you both.
sister

Anónimo dijo...

Me encanto lo que escribiste, me llego muchisimo ya que en otras situaciones e sentido experiencias similares
quevemoshoy.blogspot.com